Te espero en la puerta
Para el resto de los mortales, sin embargo, la cosa cambia. En mayor o menor medida todo ser humano que se precie de serlo ha ejercido violencia física en algún momento de su vida.
Casi con toda seguridad, tú y yo y el vecino del quinto –e incluso Fulanito y Menganito- nos hemos visto envueltos en alguna que otra reyerta; independientemente de la intensidad, hemos utilizado la violencia de buena o mala gana, a pesar nuestro o de los demás. O sin pesar, qué cojones.
Y es que es inevitable. No se puede separar una cosa de la otra; la violencia física y el mamífero humano, digo, están intrínsecamente unidos, enroscados como dos (2) caracoles en constante cópula (disculpen el símil).
Desde los albores de los tiempos, desde la época del gran monolito negro y rectangular, los pueblos que han ido habitando el planeta se han enfrentado por cualquier quítame allá esas pajas.
Al principio los enfrentamientos eran básicamente a hostia limpia, pero poco a poco, con la llegada de las edades de los diferentes metales, la cosa fue salpicando un poco más, introduciendo todo tipo de utensilios. Con el paso de los años y el crecimiento de una clase dominante que vio prontito el pastelazo que significaría el uso exclusivo de la violencia sobre los demás (el encargado de justificar esto fuer un tal Hobbes), una idea nueva se nos fue inculcando en los genes: evitar, en la medida de lo posible, un uso indiscriminado del hasta entonces popular cachiporrazo y ya eres mía.
A pesar de todo, la violencia jamás se ha convertido en un reducto exclusivo de los mandamases militares o de los aristócratas, ni siquiera de la iglesia, aunque bien es cierto que estas tres pandillas han hecho un uso muy elaborado e imaginativo del arte de hostiar al prójimo.
Peleas (¡OOOOOR-YUKEN!)
No lo neguemos, una buena pelea posee un poder de seducción muy elevado. ¿Qué ocurre cuando se genera una tángana (sí, sí, con tilde en la primera A) por ejemplo, un sábado por la noche? Pues que en pocos segundos los dos valientes gladiadores (oye hijoputa, que me has tirao el cubata) que se han enfrentado se encuentran rodeados por una muchedumbre de curiosos y voceros con sed de sangre, aunque simulen separar a los contendientes (¡cogedme que lo mato!).
Pero como en botica, en cuanto a peleas tenemos de todo, oiga, a lo largo y ancho del globo. No sólo entre mamíferos anda el juego.
En el norte de Tailandia, así como a lo largo ancho del Japón, las peleas de escarabajos rinoceronte son un ritual que se toma muy en serio. El kwang (thai) o mushi (japo), el Gran Escarabajo Luchador, es reverenciado por la gente como un poderoso guerrero. Durante la temporada de pelea, los entrenadores preparan sus insectos gladiadores para este festival anual en el que se mueven grandes cifra de dinero en apuestas (recuerden el principio de Rambo III). De hecho, en Japón se ha desarrollado un videojuego exclusivamente de combates entre escarabajos que ha tenido bastante éxito.

Bueno, y sangre de pollo.
Pero no se queda ahí la cosa: peleas ilegales de perros de presa, combates de boxeo contra canguros (e incluso entre dos humanos), peleas de mangostas contra cobras (no apueste contra la mangosta), peleas en las aulas grabadas en el móvil, etc., el abanico es muy amplio.
MMA
Y, joder, que resulta que esto siempre es negocio. Así pues, si ponemos a dos tipos de 95 kg encima de un ring a darse de hostias, pues por cojones tiene que ser aún más negocio. En este sentido, y dejando de lado el interesante mundo de ESE deporte de caballeros ; probablemente son los combates de MMA los que más dinero y morbo mueven entre los aficionados a la saliva, el sudor y la sangre.
No se confundan, las siglas MMA no significan Ministerio de Medio Ambiente, que también, sino a Mixed Martial Arts, o sea, Artes Marciales Mezcladas, más conocidas en España por obra y gracia de Merdeces Milà y sus ya afamados reportajes de investigación, como Valetudo. O, según la denominación acuñada mientras escribía este post, Menos en los Huevos, Donde Quieras (MHDQ).

Y para muestra, tres botones: Uno, Dos y Tres (esta última tiene tela).
Y yo me pregunto: ¿qué será lo próximo, qué nos depara el futuro en el deportivo y caballeresco mundo de las luchas cuerpo a cuerpo? Pues yo me decanto por lo que les gusta a los japoneses, que en esto de la violencia marcan tendencias: peleas entre lo que ellos llaman Mechas, es decir, robots antropomórficos de varios metros de altura manejados por un solo tripulante. Y si no tiempo al tiempo. Un ejemplo para que lo tengan más claro: Mazinger Z contra los Brutos Mecánicos del Barón Ashler.
Bueno, me marcho que tengo que llevar a Poli Díaz a Las Barranquillas para vender garrafas de agua a los yonkis.
Alí Bumayé.
9 Comments:
Magnífico estudio: Pocas tenemos tan excitantes como el pancracio y, ya si consigues aunar dos o más inquietudes en un sólo hobbie, lo tienes todo.
Ha sido una Entrada por la Puerta Grande; enhorabuena y bienvenido, compañero.
Me van a hacer sonrojar, caballeros... [pelota mode on]sólo trato humildemente de no hundir el elevado nivel de sus escritos.
Pomada, sí, la verdad es que el pancracio es un gran deporte, es como estar asistiendo a unos juegos olímpicos en la grecia clásica, sólo falta pegarse una orgía despues de ver el combate.
En cuanto a la brevedad de los combates, tienes razón, Glasshead, he puesto dos corticos para que no se les hiciera pesado. Si le han gustado le recomiendo que teclee el nombre de Fedor Emelianenko en youtube.com o en video.google.com y a disfrutar del ruso, que es una máquina de repartir hostias.
Saludos, y gracias por acogerme cual perrillo abandonado (yo nunca lo haría).
Buen post y sobretodo cierto.
Este tema siempre lo he comentado, el hombre por naturaleza necesita el combate como medio natural de liberar estrés, desde tiempos remotos siempre han existido disciplinas al respecto practicadas masivamente (pensemos en la lucha grecorromana o la esgrima).
La gente confunde un combate limpio con la violencia gratuita, nada que ver.
Acaso hay algo de anormal en haberse pegado a bofetada limpia en medio de un recreo? Quien no ha empujado a otro en un momento de cabreo?
En mi opinión, se debería enseñar en las escuelas defensa personal y realizarse combates controlados, una persona íntegra debe estar preparada para todo, por raro que parezca.
Saludos
No olvidemos el hermoso arte del combate de pajaros, en el que, los guerreros, encerrados en sus jaulas, no tienen más manera de demostrar su superioridad que realizar hermosos cantos. Gran estudio sobre la violencia de a pie.
El vídeo número 2 se me antoja ridículo, más que nada porque esa mole no puede ni con su alma XD.
El vídeo que se esconde tras la puerta número 3 es impresionante, una suerte de golpes sin orden ni concierto capaces de tumbar a un elefante, pero no de rascar siquiera a Gracie o Yoshida, que a pesar de comerse algunas acabarían rompiéndoles los brazos... Que grandes son esos tipos
Ahora que lo mentas, Folken, el tipo del bigotito es Dan Frye, todo un veterano de repartir hostiones y ya perdió un combate contra Yoshida, que le hizo una luxación que casi lo deja sin pierna.
Pues señores, a mí me bastaría con ver los shorts sopatrióticos que se gasta este maromo de Dan Frye, ya bautizado aquí como el señor bigotitos, para no pedirle ni la hora. Nunca había visto un chinorri con la cara tan roja en mi vida. He de decir que me gustó bastante la deportividad con la que vitoreó a nuestro bigotitos. Eso sí que es un chinorri con big cojones.
pd. Chimp, cuando te recogimos en la calle, a punto de entrar en los "bajan" de Borjamari, sabíamos que no nos ibas a defraudar. ¡qué grande!
;)
Gracias kgirl. Mira que lo he intentado, pero no ha habido manera de Borja me incluya en los BAJAN.
La mediocridad no es fácil, se lo digo yo. XD
San dao las del pulpo.Un diez para estos dos tipos,eso si que es ganarse el pan.Que gran preparación.Que gran estrategia.Que gran cantidad de ostiones por segundo.Que grandes los parpados inflados cual globos sonda,que bello atardecer a galleto limpio.Bello arte,el esculpir a porrazos la cabeza de un amigu.
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